La llamada marcó un buen inicio, no paré de soñar tu voz.
Sonidos que retumban lo más profundo de mis sentidos.
Con sólo un susurro despiertan deseos escondidos,
Deseos sepultados porque ese amor es prohibido.
Vívidos amoríos de ancestral época,
Aquellos quienes osaron tenerlo gozaron de la desventura en la hoguera…
Te veo, anhelo tus palabras,
Invisible eres, pero te percibo con mis sensores,
Misteriosamente funcionan por fuertes latidos,
Aquellos que pensé descordinaban más de lo común.
Apresada estás, imposible es tenerte:
Tesoro por el que descendería a lo recóndito del submundo,
Dádiva por la cual escalaría a lo altísimo.
No puedo capturarte, mas si deleitarte.
¡Que tu voz se una con la mía!
¡Que el sincretismo de lugar a una nueva sensación!
Ven, te invito a degustarla.
Miles de sabores producto de la locura del amor,
Bien sabemos que hasta insípida eres.
El momento llegará de tener esa fórmula.
Cuando el sol anochezca y la luna asolee, juntas las dos desde el cenit.
Ahí, ansiosamente, te esperaré.
Encajará todo para descubrir lo que estaba oculto a mí,
Dará espacio a lo nuestro…
Años pasarán. La vejez recortará mis días,
Mientras los siglos pasan deleitaré mis oídos con tu voz.