Entre un cruce de palabras surgió.
Tu mirada se posó en mí.
Tú aroma, cual lirios en el campo, me invitó a hacer un lecho en tu santuario.
Yacen en ti todos mis deseos.
En el centro de tu templo permanece encendida la llama que pensé algún día se apagaría.
El velo que nos separaba ha sido roto.
Ahora estamos listos para crear nuestra colmena…
No estoy acostumbrado a esto.
Sé que las cosas no son lo que aparentan ser.
El hilo que nos unía se ha gastado.
Nuestro recinto ha sido irrumpido.
¿Un tercero?
¡Intrusos a la vista! Siento un viento recio al percibir su presencia.
Naciste de nuevo, en otro cruce de palabras.
Su mirada también se posó en mí.
Fue distinto. Su calidez encendió la mía. Tanto que ni el mismo dios de los mares podría hacer cesar lo nuestro.
Mi vida se ha alegrado, pero mi amor se ha repartido.
Raíces de dolor han brotado de mi ser.
La geometría del amor es algo compleja.
Muchos triángulos, distintas formas.
Creo que deberé aprender a vivir con ustedes.
Alguien morirá, alguien vivirá.
Tendremos que empezar de nuevo lo que antes hicimos.
Al final todo pasa, y quedaremos como tórtolas a la deriva del viento.
Pero… ¿Llegaremos a forjar el mismo nido del ayer?