Camino por tu casa.

Siempre noto algo en tus manos.

Lo supe desde un principio, eres guitarrista.

Tu pasión me lo demostraba. Tus dedos, erosionados por el roce con las cuerdas, me lo decían.

Me agrada estar allí.

Tus dulces triadas me llevan a otro mundo.

Esos arpegios se logran comparar con la gracia que había en Orfeo.

Y el brillo que vi en tus ojos, reflejaban la osadía que hay en ti de ser alguien grande.

Oigo de ti. Y de mi ser nacen odas para halagar el misterio de tu éxito.

Escucho tus sinfonías. Y logro ver las ninfas entonar sus voces siguiéndote en canto.

Sí, lo supe desde un principio, eres guitarrista.

Tus géneros me lo susurraban.

Con guitarra empuñada dabas paz a los afligidos.

Realmente, hablaré de tus proezas.

¡Qué el mundo conozca tu esplendidez!

Sólo deseo poder seguir viéndote, en esa misma terraza donde te conocí, y así poder vislumbrar lo bien que tocas esa guitarra…

¡Dedicado a mis amigos guitarristas!